La noche
que uno de
mis pendientes
favoritos
se perdió
para siempre
por el wáter
El otro
desparejado
se columpiaba
en mi lóbulo
Y lo miraba
desde arriba
despidiéndose
sin espirar
ni una
pizca
de aire
(pensando
para sí)
¿Se lo digo
o no se
lo digo
a nadie?
No hay comentarios:
Publicar un comentario