Hace como
un siglo
que no digo
que me
enamoro
y cuesta
abajo me
despeño.
Y tan sólo
unas horas
hace
que al volverme
sólo encuentro
tu vacío,
el eco granizo
de tus dedos
y el candor
de tu
mirada.
Creo que
este hueco
es suficiente
si me haces
silbar hasta
alcanzarte
y congelar
esa imagen
de ti
atravesando
mi Mañana
mientras cruzo
y te avisto
desde lo alto
del puente.
Así me obligo
a sonreír y
te guardo
con cuidado
entre mis
-más irresistibles-
tesoros
importantes.
Atreviéndome
a ser tan torpe
porque me haces
ondular muerta
de alegría y
parece que no
tuviera tanta
importancia
equivocarse,
en un día
como es este
sísmico día
de hoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario